Cuando el packaging discrimina
A través de este artículo, el reconocido diseñador argentino Adrián Pierini expone un lado más oscuro en la especialidad del diseño que mejor domina.
El packaging, que muchas veces es considerado un simple portador de mensajes funcionales, se descubre, en este caso, como un elemento capaz de emitir mensajes segregadores, fríos y contradictorios.
¿Las causas? El miedo al cambio por parte del fabricante, estrategias de marketing basadas en segmentaciones extremas, estereotipos actitudinales que distan de ser reales, etc.
Introducción:
¿Es correcto que el packaging de un medicamento sea absolutamente racional y frío? ¿Los enfermos no son merecedores de una imagen alentadora? ¿Los consumidores de bajos recursos merecen siempre acceder a productos cuya imagen sea básica y carente de calidad? ¿Hasta dónde dicho target requiere de tales códigos para su entendimiento y adquisición? ¿El packaging puede dignificar? ¿Está en sus objetivos?
Durante mis 17 años como diseñador me han tocado algunas ocasiones en las que he tenido que enfrentar proyectos con problemáticas como estas. Algunos se trataban de alimentos y otros de productos medicinales o cosméticos, pero todos ellos tenían un punto en común: sus fabricantes poseían una concepción arcaica sobre los consumidores de nivel bajo, basada en que la carencia estética y la pobreza emocional eran el medio ideal para dirigirles un mensaje comercial eficaz.
Aferrándose erróneamente a dicha premisa, y contrariamente a lo que se podría suponer, muchos de esos lanzamientos no siempre han podido involucrar una estética superadora. Por el contrario, lo aspiracional se rechazaba radicalmente por suponer que un lenguaje “popular” debe ser sinónimo de descuidado, simple y burdo. Esa misma categorización a ultranza es la que ha determinado, en muchos casos, que rubros como el farmacológico por ejemplo, construyan sus packagings a partir de layouts aburridos, racionales en extremo, fríos, y tan objetivos en sus recursos que cualquier elemento ligeramente emocional es tomado como un ataque a la eficacia del producto.
Mi intención con este artículo no es desmerecer un sector del mercado, ni juzgar las políticas comerciales de las grandes corporaciones. Pretendo exponer, a partir de 2 casos de segmentación extrema vinculados a empaques, como las estrategias de venta se desvían, en muchas ocasiones, hacia mensajes negativos que comienzan afectando la percepción del objeto, para luego finalizar con el cuestionamiento de la imagen corporativa toda.
¿Tienes ejemplos de algún packaging más creativo en este tipo de productos (medicinas)?
Generalmente cuando veo algo más ingenioso, no pasa de ser jarabe para el catarro de niños, vitaminas o cosas así.
Precisamente el artículo habla un poco de eso, de la falta de creatividad en ciertos artículos destinados a ciertos sectores y ciertos tipos de consumidores.
Me resulta interesante el artículo sobre packaging; sin embargo, aparte de la vinculación estética y creativa del packaging como herramienta que puede persuadir la venta, yo, pensando como cliente creo que hay dos elementos claves: 1. ¿cual puede ser el valor añadido que aporta? 2. La comunicación, el mensaje ¿crea más barreras ó por ser novedoso ó creativo el packaging, obvia lo fundamental?. Por ejemplo, más allá de un empaque de medicamento de fría elaboración, preferiría tener de forma más clara y visible la posología ó recordatorios de la misma en vez de tener que revisar un prospecto, que por Ley tiene que existir pero que muchas veces lo queda a libre interpretación)